El tercer Dios
Todas la creencias humanas en dioses, semidioses,
o lo que quiera llamarse, han elegido dos opciones: por un lado, las culturas
monoteístas, que reconocen un Dios único y todo poderoso, versus uno malo y
dueño del mundo; y, por el otro, la creación de una serie de dioses, humanos,
animales, o mitad de ambos.
La tradición inca, en cambio, no hace mención nide
uno ni de dos: sino tres. El primero, Hanan Pacha (mundo de
arriba, celestial o supraterrenal), que habita en el mundo celestial y sólo las
personas justas pueden entrar en ella, cruzando un puente hecho de cabellos
humanos. Es el mundo superior donde habitaban los dioses como Viracocha o Wiracocha,
Inti, Mama Quilla, Pachacamac, Mama Cocha, entre otros. El segundo. Kay Pacha (mundo
del presente y de aquí): en la cosmovisión andina, Kay Pacha es el nombre del
mundo terrenal, donde habitan los seres humanos y pasan sus vidas. Y el
tercero, el Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos): en la
mitología andina, Uku Pacha era el mundo de abajo o mundo de los muertos, de los niños no nacidos y
todo lo que estaba debajo de la superficie de la tierra o del mar. Son muchos
realmente, y habitan en las fuentes de agua, cuevas u otras de las aberturas de
la superficie terrestre. Eran considerados por los antiguos, líneas de
comunicación entre el Uku Pacha y el Kay Pacha.Pero no los veían como el
infierno tal como nos lo han hecho creer las culturas judío-cristianos, sino
como otro mundo de estadíao tránsito.
Paracleto o espíritu Santo lo llamó Jesús ya
convertido en el Cristo resucitado, un ayudador para que acompañara a los
discípulos siempre. Un Dios o semidios si se quiere llamar de algún modo, que
corresponde en mucho a la figura del Kay Pacha, el Dios del Aquí y del Ahora,
más vinculado al día a día de los seres humanos, que a la pugna de dioses
mayores del bien y del mal, que en todo caso, la mente humana no llega a
comprender, entender y justificar: solo a través del tercer Dios.
Entre ellos, nace esta historia. Tres ayudantes de
estos dioses, Esteban, quien es un “señalador” y solo ve el pasado, busca vidas
insípidas y sin sentido, deaquellos que centran
su atención en pocas cosas, hasta que llegan a ser víctimas se sí mismo,
obsesionándose al punto de la destrucción; es cuando los recogedores hacen su
trabajo y él aplaca la ira de los elementos (Uku Pacha). José Daniel, amigo de
Esteba, estudiaron juntos en Inglaterra, descubre que Esteban en un
“señalador”, el día que regresando de Huancayo a Lima, y un rayo golpea su auto,
y recibe la sabiduría de millones de siglos, procedente del mismo Hanan Pacha,
y ahora podía ver el futuro inmediato. Ambos se encuentran en la carretera, el
domingo 31 de mayo de 1970.
Cuando todo hacía parecer que Esteba y José Daniel
se enfrentarían una noche a la salida del bar el Juanito de Barranco, Elizabeth,
una vendedora de artesanía en la Plaza Mayor de Barranco, los detiene. No sabían
que ella despreció el amor de un tritón y la magia de la vida eterna en el mar,
por vivir una vida terrenal, dándole sueños y esperanzas a través de objetos
tontos en las que la gente pudiera creer, y algún día, ella misma, pudiera sentir
el placer de morir. Nunca le agradó vivir para siempre, como los dioses; soñaba
tal vez algún día, con destruirlos. Solo le hacía falta saber ¿cómo?
Los tres inician la aventura de detener la ira de
los dioses, explicarse los 50 últimos millones de años de la tierra, la
historia de la humanidad, y, decidir aquí y ahora, y de una vez por todas, si
los dioses mueren o no… O quizás, ellos mismos, tomen su lugar, con la total y
absoluta desaprobación de Elizabeth. «Dejaríamos de ser humanos», dijo alguna
vez, «… y eso es lo que más nos envidian».
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